El 30 de abril, la comunidad educativa del Colegio La Salle conmemoró el nacimiento de San Juan Bautista de La Salle, en Reims, Francia, en el año 1651. Esta fecha marca el inicio de la vida de un hombre que transformó para siempre la educación, dedicando su obra al servicio de los niños y jóvenes, especialmente los más necesitados.
San Juan Bautista de La Salle es reconocido como el patrono universal de los educadores, y su legado sigue vivo en cada aula, en cada maestro que enseña con vocación, y en cada estudiante que se forma en valores de fe, fraternidad y servicio.
En este día especial, recordamos un hecho trascendental de su vida: en un gesto de profundo compromiso, De La Salle renunció a su herencia familiar y a su posición de canónigo para compartir la vida con los primeros maestros que formó. Se mudó con ellos, comió con ellos y vivió con la misma austeridad, dando testimonio de humildad y entrega total a su misión educativa. Este acto radical marcó el nacimiento de una comunidad de hermanos consagrados a la enseñanza, que aún hoy sigue llevando adelante su obra en todo el mundo.
Desde el Colegio La Salle La Paz, renovamos nuestro compromiso con su misión educativa y celebramos con alegría el nacimiento de quien inspira día a día a ser mejores educadores y mejores personas.
¡Feliz cumpleaños San Juan Bautista de La Salle!
1. El canónigo que lo dejó todo
San Juan Bautista de La Salle provenía de una familia rica y tenía un futuro asegurado como canónigo en la catedral de Reims. Sin embargo, al ver la necesidad de educación entre los niños pobres, renunció a su cargo y fortuna para dedicarse por completo a formar maestros y abrir escuelas gratuitas. Este gesto marcó el inicio de la educación lasallista, centrada en la fe, la equidad y el compromiso social.

2. Pan duro por solidaridad
Una noche, los hermanos notaron que De La Salle comía pan viejo y duro. Al preguntarle por qué no tomaba pan fresco, él respondió:
“Si alguno de ustedes solo puede comer pan duro, yo también lo haré.”
Este pequeño acto revelaba su enorme sentido de fraternidad: no buscaba privilegios, sino vivir al mismo nivel que sus compañeros.

3. El niño que no sabía leer
Un niño analfabeto llegó a una de sus escuelas. Algunos pensaron que no aprendería jamás. Pero De La Salle se sentó con él, lo acompañó pacientemente y el niño no solo aprendió a leer, sino que se convirtió en uno de los más aplicados. Para De La Salle, ningún alumno era un caso perdido

4. Caminando descalzo bajo la lluvia
En una ocasión, durante un fuerte aguacero, sus alumnos notaron que De La Salle estaba empapado y descalzo. Alguien le preguntó por qué no usaba zapatos, y él dijo que se los había dado a un niño que no tenía. Para él, el bienestar del prójimo siempre estaba por encima del suyo.